Ya más o menos tienes la idea en la cabeza pero tienes un montón de dudas acerca de cómo llevarla a la práctica, de cómo darle forma y de cómo diferenciarte de la competencia. Te ocurre a ti, y le ocurre a todo el mundo. Quieres ver cuál es el mejor camino y el más económico para darle forma a tu idea, y necesitas por supuesto plasmar tu idea en un papel. Para ello, como hemos hablado en otras ocasiones, necesitas conformar un plan de negocio para ti, que sea ágil y que te ayude en el día a día. No puede ser un compendio de tablas y gráficos que no te sirvan para nada. Debe ser, absolutamente, práctico y que te ayude en tu hoja de ruta para montar la estrategia de tu ecommerce. ¿Y por dónde empezar? Pues para ello puedes empezar a tener ciertos puntos bien claros en tu proyecto.
A la hora de montar la estrategia de tu ecommerce debes tener claro como poder diferenciarte. Dando un producto único o un servicio mejor que el de la competencia. La gente no te va a comprar porque seas tú (las compras de los familiares y amigos duran solo el primer mes), sino que tienes que ver en que fortalezas puedes competir en el nicho que has elegido. ¿Tu plataforma para comprar productos es ágil, permite comprar tu producto o servicio en pocos pasos? Analízalo objetivamente, como si fueras un consumidor, y estudia imparcialmente todos los problemas que encuentras hasta realizar la compra. Lo primero es lo primero, tener tu casa limpia antes de tener invitados para que la vean.
No solo debe ser fácil comprar en tu ecommerce, sino que en tu estrategia debes establecer que aportación de valor le das al usuario que visita tu página. Si permites hacer recomendaciones, si produces contenido que le puede ayudar a elegir entre un producto u otro o, por ejemplo, dejar si tienes abierto el muro de comentarios para que la gente exponga sus impresiones en la compra o en la prueba de producto (tener más de 40 comentarios en un producto incrementa hasta en un 5% el porcentaje de conversión de esa landing).
Tienes que seguir analizando de qué forma te puedes diferenciar del resto de tus competidores: una buena marca, una buena comunidad que has creado o que tienes disponible para que puedan recomendar tus productos y servicios, personalizar tus productos con el nombre del cliente… Antes de empezar a montar el negocio, a realizar cuentas de resultados, a establecer el cronograma y empezar a desarrollar tu plataforma de ecommerce, piensa cómo vas a dar el valor para conseguir dinero con las ventas. De lo contrario te arruinarás comprando tráfico que no convierte porque no ofreces nada distinto al cliente que compra en su página habitual, por no decir que en Amazon se lo entregan al día siguiente sin gastos de envío.
Por supuesto, debes analizar cómo te vas a presentar. ¿Vas a crear un negocio vertical, esto es, que seas tú el fabricante y el vendedor final a través de tu página web? ¿Vas a utilizar un club de ventas privado para aprovecharte de su tráfico y, aunque con menos margen, conseguir una campaña de tus productos rebajados? ¿Vas a utilizar plataformas de Marketplace como Amazon, Aliexpress o Runnics? Vas a ser un dropshipper en el que únicamente creas tu plataforma para subir productos de otros fabricantes y vender multimarca? Antes de nada ten claro dónde vas a estar y donde no tiene sentido que estés. No pierdas energías ni tiempo estando en plataformas que te pueden canibalizar o te pueden perjudicar haciéndote sombra con otros fabricantes o servicios.
En definitiva, dedica una hora de tu tiempo a hacer un esbozo de lo que quieres hacer, donde quieres estar y como te gustaría hacerlo. No te pongas a escribir y analizar datos a lo loco. Antes de comprobar datos, haz una pequeña retrospectiva de cómo te gustaría que fuera tu negocio. Luego ya analizarás si puedes hacer una cosa u otra, si puedes estar en un sitio o si debes dirigirte a un sector o a un determinado segmento de público. Estas ahora en la parte bonita, en la parte creativa. Luego ya tendrás tiempo de racionalizarla y hacerla un poco más tangible. Disfruta de este momento, y de todo el proceso que sigue después. Salen mejor así las cosas.
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