Es curioso, pero hay gente que fracasa antes de empezar a emprender. Ya sea por desidia, por procrastinar, por no tener clara la idea o de lanzarte a la piscina sin tener siquiera una planificación o una idea clara de como te vas a diferenciar para triunfar con tu idea. Pensamos que la simple tracción del mercado nos llevará al éxito, pero eso no es más que una causa más de los factores que más influyen cuando alguien quiere emprender con un negocio físico o una start up tecnológica, o simplemente transformando su negocio de toda la vida a la era digital.
Lo primero de todo es no haber hecho un buen estudio de mercado. No haber valorado calculado bien si el número de clientes al que te ibas a dirigir no es lo suficientemente grande o lo habías calculado mal, siendo quizá el segmento de tu público objetivo más pequeño de lo que pensabas en un principio. O que resulta que pensabas que porque hacer lo mismo que el resto te iban a comprar a ti en vez de comprarle a los demás, porque había mucha gente para todos. El “todos estos lo hacen, porque no voy a hacerlo yo”, es tan simple como montar un bar en una zona turística y pensar que simplemente por estar en esa calle la gente va a entrar en tu local, sin que tu tengas idea de cocina o de cómo llevar un restaurante.
Independientemente de tu servicio o producto que ofreces, te has parado a pensar si la forma de llegar a él es más fácil que el resto de tu competencia? si tienes el producto en tiendas, o si la web que has hecho funciona bien y no se cae la mayoría del tiempo? ¿Si tienes suficientes medios de pago? Si por ejemplo no tienes certificado SSL y cada vez que te entran por tu web te dice Google que el sitio no es seguro y que podrían estar robándote los datos? ¿Si el manejo de la web es fácil y llegas fácil para adquirir el producto o servicio? Muchas veces no nos ponemos en la piel del usuario sino que seguimos haciendo y haciendo sin pensar que lo que hacemos puede no interesar ni mejorar en absoluto la experiencia de compra.
Aplica el sentido común (¡una vez más!). Tienes algo diferencial que te puede posicionar por encima de lo que posiblemente estén ofreciendo diez como tú? Seguramente te hayas enfrascado en montar tu proyecto, tu gran idea, sin tener fans, sin tener un público que te conoce que quiera participar y elegirte a ti como opción. Puede que estés invirtiendo dinero en publicidad pero con un ROI negativo. Puede que no tengas una marca que la gente conozca y tampoco tengas dinero para que se vea, con lo cual no vas a tener ni visitas, ni público, ni consumidores interesados.
Otras veces ocurre que la idea fracasa antes de que pudiera despegar por una simple falta de recursos económicos. Lo típico de cuando inviertes en un negocio y gastas todo tu capital en él, sin tener en cuenta el riesgo acumulado, sin tener un colchón que te permite aguantar los primeros meses hasta que la idea cuaje. ¿Es demasiado caro? ¿O demasiado barato y por eso no te salen los números? ¿Has evaluado todos los costes implícitos y hecho los números correspondientes para saber que tu margen te permite tener beneficios? ¿En cuánto tiempo?
Si has detectado que el problema es por uno de esos puntos y al cambiarlo ves que cambia la tendencia y crees que puedes aguantar el tiempo calculado para que seas rentable, pivota ahora mismo, cambia el camino, arregla lo que tienes. Lo importante es haber detectado el fallo (la mayoría de los problemas vienen por las preguntas arriba mencionadas) y saber como arreglarlo. Es difícil que los proyectos salgan a la primera, así que no te desanimes. Si no lo encuentras y no sabes cual es la solución, cambia de proyecto. No seas cabezota, no es necesario que te obsesiones con una idea porque ésta simplemente puede que no sea la que te conviene para triunfar con tu proyecto. Como en una partida de póker, lo importante no es ganar sino retirarse a tiempo y perder lo menos posible para cuando haya una buena jugada…. Maximices el beneficio.
Tarea: si tienes un negocio examina punto por punto porque no puede tener beneficios, y si tienes una idea en la cabeza, busca un negocio parecido, examínalo de arriba abajo y detecta los puntos que puedes mejorar. ¿Puedes hacerlo mejor que ellos? Entonces es hora de hacer números, construir un MVP y ¡lanzarte a la piscina!
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